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Ando ganas
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| Vista atrás al principio del 2016. Coatepque, Santa Ana, El Salvador. |
Ando ganas de encontrarte
Ando lejos que es tarde acá
Ando ganas de encontrarte
Ando lejos mal no me va
Esa canción suena a marzo. Se infiltró en marzo, en el otro marzo, no en el marzo que termina hoy, el mes de nunca acabar, con días que se multiplican y quincenas que nunca llegan. Suena a luna llena y un poco a Thao & the get down stay down, ¿o son solo yo y mis gustos? Un mes que alborota las ganas. Y no, no se trata de lo que dice la canción. Su letra es mi música de fondo y a unos le suena a tristeza, a otros a felicidad y a mí me suena a que ando ganas.
Lloran, lloran mis penas de amor
Lloran, lloran mis penas por vos,
Lloran, lloran mis penas de amor de a mares
Ando ganas de las cinco de la tarde en el lago. El día se asienta y alcanzás el pedazo de budín y café mientras pasan corrientes de brisa que te dejan sin aliento porque de verdad es el mejor día de la Semana Santa.
O de irme a vivir a una montaña, a una cabaña en el Hato, afuerita de Antigua Guatemala… y cenar comida from the earth junto a desconocidos y obedecer, complaciente, la política de cero wifi después de las 7:00 p.m., fingiendo que a mí no me encanta estar conectada 24/7. Quiero dormir por 12 horas, así sea por culpa de una migraña amenazadora que me condena a una vida en cama, con antifaz y vendas frías.
A mi si que me gustan tus piernas mecerse
Como si fueran olas
Por lo que se ve
Me gustó tu mar y tu canoa
Ando ganas de momentos que hacen ver mal a la semana, la ponen atrás, se difumina, se pierde. Que cobren vida las palabras y la música de Devendra Banhart y veamos por primera vez algo que siempre estuvo allí. Escuchar mis cancioncitas tristes y sentir el viento, ese viento que días de 35 grados nos hacen olvidar por completo; que se te alargue el tiempo, porque se vuelve haragán; los músculos se aguadan y el calor se disipa, ¡Qué bien que nos la podemos pasar! Sin hacer mucho esfuerzo, sin hacer mucho, ¿no es cierto?
Ando ganas de encontrarte
De una buena vez por todas,
El invierno largo se fue
Y ya cambiaron las modas
Ando ganas de tareas y talleres, de los talleres de Jacinta Escudos, esa relación estrecha que tienen con mis sábados. Quiero lecturas –prosa, verso, ficción, no-ficción, híbridos, diálogos, terror, erotismo, roman noir– y escuchar las voces, muletillas, obsesiones de talleristas, escritores, cronistas y autores. Voy a hundirme en lecturas. Voy a mezclarlo todo con el Foro Centroamericano de Periodismo de ElFaro.net.
“Creo que no vamos a hacer foro este año” me dijeron un día en 2014.
Lloran, lloran mis penas de amor
Lloran, lloran mis penas por vos,
Lloran, lloran mis penas de amor de a mares
Ando ganas de llorar, porque a veces se siente bien llorar, sollozar.
A mi si que me gustan tus piernas mecerse
Como si fueran olas
Por lo que se ve
Me gustó tu mar y tu canoa
Ando ganas de reírme, de soltar carcajadas viendo una comedia francesa en un bus. Quiero incomodar a la gente de tanto reírme, porque se me salen ronquidos. Quiero sentir dolor en la panza de tanto reírme, el abdomen tenso, sin poder hablar de la risa, contagiando a los demás de la risa… hasta exhalar y contar el chiste, que es tan chistoso, que da más risa la risa. Quiero recuerdos así, que luego me encuentran, me cuentan. Cosas que allí están, pero no uno olvida hasta que ve, ¿te acordás? y se activan.
Te amaré, solo una cosa te digo
Te amaré, yo necesito un abrigo
Te amaré, en esta tierra hace frió
Te amaré, si no estas al lado mió
Te amaré, y como vos no hay ninguna
Te amaré, no brilla tanto la luna
Te amaré, ando ganas de encontrarte
Quiero llevarte pa amarte
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