Otro cuento
Vacaciones Largas
Los estragos de una noche en La Ventana, que luego tomó la forma de una reunión bailable en casa de Javier, y la amarga noticia de que era hora de ir a clase, fueron lo que despertaron a Patricia esa mañana del viernes 2 de agosto. - Mis vacaciones no empiezan sino hasta el lunes - se dijo a ella misma, pero era muy tarde para llegar a tiempo a Antropología. Bueno, empezaron antes las vacaciones.
Los siguientes tres días fueron dedicados a tomar, comer, dormir, piscina, mar y sol. ¿Cómo no? La casa de Fernanda y Carmen en San Blas, La Libertad es el lugar perfecto para semejante combinación de factores. Llevar el mat para aprovechar el tiempo y hacer yoga fue un inminente error, pues ¿quién escoge media hora de esfuerzo físico y mental sobre la hamaca que se te queda viendo, invitándote a echarte? Eso y la michelada con jugo de tomate, tu fiel compañera.
Patricia regresaba a la realidad hasta el siguiente lunes -- lo cual quiere decir que el martes que aterrizó en San Salvador, le quedaban algunos días... Menos mal, porque a veces uno necesita vacaciones de sus vacaciones. Y teniendo la oportunidad de hacer más cosas, parecía tener sentido quedarse en posición horizontal absorbiendo lo que los canales de películas tenían que ofrecer. ¡Cuántas opciones de (mediocre y buen) cine! Y mientras la gente a su alrededor regresaba al ritmo usual, Patricia seguía recuperándose de sus vacaciones.
Han pasado 4 días desde Patricia regresó a la realidad, no fue difícil arrancar; y han pasado dos semanas desde que cumplió años La Ventana. Quizás no sea el momento de tomarse otras vacaciones, pero si va siendo hora de regresar a La Ventana. Una Cadejo
roja, ¿alguien?
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