Por tierra

con tal de ver al árbol de fuego

Yo [no] soy una gran manejadora.



Odio para, cuando voy manejando.



Me encanta alejarme de la ciudad y no comprar nada, ni ir al baño, sino hasta que ya estamos adonde vamos.



Alguien me pregunto en el 2011/2012: –¿Nunca aprendiste a manejar?



“No he aprendido todavía”, le dije. No se trata de usar el pasado simple o pretérito indefinido, si no de el pretérito perfecto compuesto, not yet.



Por alguna razón, nadie nunca tuve mucha fe en mi manejar. Ni yo, de hecho: desistí de querer aprender a temprana edad porque pasaban muchas cosas al mismo tiempo y desconfiada de mis profesores (novios y amigos que rondaban los 17 años.) ¿Para qué hacerme eso a yo misma?



¿Para qué hacerle yo eso a alguien?



Siempre que ofrezco “¿Querés que maneje yo?”, me dicen “No.”



Ok.



Y una vez perdí una apuesta: –No me voy a rasurar hasta que saqués tu licencia.– Yo llevaba 2 años aproximadamente manejando sin licencia. No era solo por hacer reprobado el examen y la pereza. Era mi eterno (y permanente) afán por permanecer en el limbo. Las situaciones grises, que tanto digo que no me gustan, me atrapan.



El gesto de afeitarse era una muestra innecesaria de resignación.



Saqué la licencia hace 4 años, aprox. 4 años imperfectos, pero míos.



Hoy venía manejando desde San Salvador hasta Guatemala, y entre tantas curvas y nubes y lluvias, recordé un par de viajes por tierra.



La vez que tratamos de que alguien más se llevara al pasajero que no usaba desodorante.

La vez que a dos de los 5 integrantes del equipo les pusieron “multa”, y allí quedaron no sé cuantos dólares a cambio de ya, porfavor, déjennos pasar. “Nunca se vayan por la Hachadura”, nos dijo Don G.

Pero a mí me llega la Hachadura y pasar viendo los volcanes chapines desde la puerta trasera; y dejarlos atrás y pasar por el litoral y añorar dormir con cocos y arena y brisa. Vivo entre tus montañas y mis hamacas.

Recordé

La vez que nos reímos todo el camino en el bus, ida y regreso.

La vez que hicimos yoga en la gasolinera de Escuintla.

Los viajes recientes, en los que me he perdido y vuelto a encontrar. “Creo que es prudente usar Waze.”

¿Qué hubiera hecho, si al igual que a un ex-copiloto, se me habría olvidado el DUI en San Salvador? Mejor ni pensarlo – porque yo no sé donde está mi pasaporte. No habría tenido la astucia de resolver ese problema, y mi copilota actual… ¿qué me habría dicho?



Se pierden los viajes por tierra en mi cabecita de muchos viajes terrestres. Vacaciones, familia, amigos, amores – mucho ha dependido de cruzar esas fronteras, cruzar este puente, o quedarnos en la frontera comiéndonos una pupusa en lo que se resuelven los problemas limítrofes. 


Quedé hace poco de escribir sobre uno de estos viajes, pero quedó pendiente. Cabal, le dije, estaba pensando en eso: en lo que vas a hayar después del viaje. Calorcito el pecho, cervezas frías. Un amigo no podía escribir la palabra "cervecita" sin trasnportarse.

En este país que dejé se comen los mejores mariscos y se cosechan mis abrazos favoritos.

"voy por atizaya!"


Paty Trigueros

105 lbs, Sagitario, 1m56. Paty Stuff son las cosas que llenan mi agenda, las reseñas y anécdotas que lo recuentan. Hablo español, inglés, francés y spanglish. Me exilié en Francia por cuatro años y al regresar caí en copy publicitario, entre otras cosas. Redacto, escribo, traduzco, me río, tomo mucho café, soy una fumadora de medio tiempo y como como señorita pero tomo caballero.

0 comments: