Recordando a Carlos Cañas
Teatro Nacional de San Salvador, mural de Carlos Cañas |
"Sí, he ido a clases de pintura y grabado, en el CENAR, con mi abuelito que es el director; lo que me más me gusta es el grabado". Esas fueron las palabras de mi mejor amiga, la nieta de Carlos Cañas, y de las primeras veces que oí hablar de él. Recuerdo reconocer su estilo en los cuadros de salas que he visitado, los trazos y los rostros y la mezcla de colores en piezas expresionistas, y las texturas y composiciones en las piezas abstractas. Innumerables veces me he sentado frente al cuadro de tonos verdosos colgado en el comedor de Carlos Cañas hijo. Recuerdo mi impresión ante el cuadro El Sumpul cuando recorrí la colección del MARTE en el 2003, y de mencionarlo en una disertación... fuerte puesta en escena de un masacre en el cual murieron inocentes, en 1980; con matices y detalles. Sus dibujos siempre me gustaron, y admiré los que están enmarcados en la casa museo de Alejandro Cotto, en Suchitoto. Siempre que iba al Teatro Nacional de San Salvador me enamoraba de nuevo del mural del plafón, como aquella vez que nos sentimos VIP porque nos dieron un tour del teatro sólo porque estábamos con la nieta de Carlos Cañas. Y los colores de su obra en retrospectiva, el año pasado en la Sala Nacional de Exposiciones Salarrué, su bisnieta 10 años sonriendo entre los invitados. Carlos Cañas, artista plástico ganador del premio nacional de la Cultura 2012, reconocimiento que se ha merecido cada año anterior al año pasado. En fin, recuerdo los años de su carrera, su personalidad, carácter; y el amor que lo rodeaba.
Sentada en el comedor, el cuadro atrás |
Y siempre que lo
veía me daba un gran gusto, como hace unas semanas que me lo encontré en el
súper; o la vez que le dije, una tarde en su casa, "Carlos, ¿sabe que
gracias a usted me gusta el whisky?"... porque en la graduación de mi
mejor amiga, su nieta, él me sirvió whisky en el 2005. Y algunas veces bajamos por el
estudio al jardín, para fumar de escondidas. Y cada vez que iba, o íbamos a esa
casa, lo único que pensaba era en pasar más tiempo en la sala grande con todos
esos cuadros.
El cariño que le tengo a toda a familia Cañas es inconmensurable, así como el legado artístico y cultural de Carlos Cañas.
Escrito el 16.04.13, entre café y té.
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