Citas y cine de domingo

Cheesy bacon, perfecta para una película
Los domingos son días benevolentes, que te regalan el tiempo de armar planes domingueros. Las idas a la playa, a almorzar, a la montaña, a “publear”, al cine, a comer minuta, y cenar pupusas. Hay domingo más tranquilos que otros, como hay domingos tan divertidos que te dejan necesitando otros domingos. De este tiempo que amablemente nos ofrece el final de la semana, podés armar planes y citas contigo misma. Hoy, vos, ¿de qué tenés ganas? Postergá la hora de bañarte, quedate en la cama un poco más; estirate y soñá despierta con hacerlo todo.

Tenés chance de ir por las líneas de tiempo de las redes que consumís y leer. De pronto hay un cuento corto por en Letras Libres, y Brainpickings te habla de qué pensaban grandes autores de llevar un diario… Y piensas en vos y tus diarios o, en su defecto, en quienes conoces que tienen el hábito de llevar un diario… Regresás, por cuestiones de curiosidad, a leer en Slate sobre Esther Perel y la infidelidad, algo que te recuerda a conversaciones y discusiones acerca del mantenimiento y el deseo en una relación, o no… Vos no sabés, vos sabés solamente que vas a leer y tomar café. Hoy no tenés energías para cocinar.
No recordabas esa parte del primer capítulo y, avanzada tu lectura, aún en esta segunda oportunidad que le diste, no estás segura qué opinar al respecto. Muy obvio, ¿no? Lo que cuenta, es decir. Y si vas a hablar de lo obvio, encuentra una manera mejor de decírmelo.

Tu cita con la cama y la lectura termina abruptamente, interrumpida por el hambre y la atracción por Domino’s Pizza. Dicen que toda pizza es tamaño personal, si de verdad lo cree. También dicen que no hay que comer comida rápida y grasosa, que la vida es mejor sin gluten y sin carbohidratos y sin grasa. Yo digo que una película es mejor, a veces, con Domino’s Pizza Cheesy Bacon. Puedo compartir de mi pizza, pero déjenme a mí y a mi gusto por estos pedazos hermosos y ostentosos que combinan quesos con tocino y masa y… *suspiro*

¿Por qué no volver a ver Husbands and Wives? Quizás es que la has visto tantas veces que sos como inmune a lo terrible y horrible que ves dentro de ese largometraje de Woody Allen, o quizás sea tu amor por Woody Allen y por la pizza. Pero te fijás bien el la película, aunque ya la conocés: aprendés de nuevo de la tensión y los conflictos que habitan y animan a las dos parejas, lo paradójico de los conflictos que los persiguen después de un divorcio y los que nacen de no querer divorciarse. Entendés las frustraciones de los exes que se extrañan porque a pesar de todo en la cotidianidad se complementaban como con nadie más, aunque no las compartís vos desde tu sofá. Y comprendés el comportamiento irracional del personaje de Woody que persigue a la estudiante provocadora y ambigua, inusual; y también a Mia Farrow, que no se da cuenta de la creciente infatuación por Liam Neeson. Y cómo es de pasivo-agresivo te sorprende, el giro del peso que cobra este personaje. Debiste de haberlo visto venir. Lo vivís, lo entendés, pues el factor humanos y lo emocional esta allí y está en ti, aunque no has estado tú allí; te destruye. ¿O es que comiste mucha pizza? En todo caso, la cita con Woody Allen ha terminado.

Decidís romper tu compromiso con tu pijama, no porque la has dejado de querer; porque, al fin y al cabo, vivís en San Salvador y tu tolerancia al calor tiene un límite. Y viene el lapso posducha, en el que cabe una ida por café, por sorbete, por vicios secretos como ropa rebajada; como cabe el “momento toalla” seguido de una siesta. Al momento de letargo, cobijas, semi-sueño, que le sigue a la ducha, en toalla, y precede el momento de vestirse, se le conoce como “el momento toalla”.

Podés hacer lo que querrás con tus domingos, como guardar ese pan con pavo salsudo exclusivamente para acompañar la película que has querido ver desde que la viste anunciada. The Other Woman ya está en Let me Watch This, y Netflix muchas veces no te entiende, así que se vale. Sabés que no te va a gustar, que no es de las buenas comedias románticas. Solo va a abonar a la sorpresa de que sos consumidora de Rom Coms, que es casi una patología, pero tu pan con pavo sabe muy bien con algo ligero. A vos también te sorprende y no sabés si contarle a la gente de que voluntariamente escogiste ver una película que se trata de que cómo Cameron Díaz descubre que su novio está casado y se hace amiga de la esposa. No, no es así no más. Hay más: juntas descubren que hay otra, y ahora son tres las amigas que se dedican a vengarse. En el proceso, descubren como hacerse feliz a ellas mismas, por supuesto. Cameron Díaz, de hecho, hasta consigue a un Amor-de-su-vida.
Se te cruza por la cabeza volver a ver Trainspotting, ultra-fan de cómo te cuentan todo y cada una de las cosas que la componen, y emocionada cuando recordás las frases y el soundtrack… Pero te detiene saber que no la vas a aguantar. Tu sensibilidad no está hecha para esas escenas, esos bajos, esa vibra, y esas escenas (de nuevo). Ni tu corazón ni tu estómago pueden sobrevivir a ver Trainspotting un domingo antes de dormir. No lo hagás. Te va a dejar una mala imagen de lo que puede ser una cita contigo, con una película, con tu descanso, un domingo.

Domingo en la noche

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Paty Trigueros

105 lbs, Sagitario, 1m56. Paty Stuff son las cosas que llenan mi agenda, las reseñas y anécdotas que lo recuentan. Hablo español, inglés, francés y spanglish. Me exilié en Francia por cuatro años y al regresar caí en copy publicitario, entre otras cosas. Redacto, escribo, traduzco, me río, tomo mucho café, soy una fumadora de medio tiempo y como como señorita pero tomo caballero.

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