Día del abogado desde mi ignorancia


Hace un par de años en Antigua Guatemala, pasó lo que a veces pasa cuando tomo en exceso: andaba diciendo mentiras. Haciéndome amiga del bartender, contándole mentiras acerca de mis planes de irme a vivir a Antigua Guatemala, conocí a amigos abogados de él. "Ay, yo siempre he querido ser abogada! Sí, siempre. Amo las leyes."

A veces las mentiras parten de alguna verdad, como de exageraciones; pero hay una diferencia entre una exageración y una vil mentira. En este caso, la verdad es que siendo cambiante e inestable, el tema de qué estudiar siempre me tiraba por varios lados. Un test de aptitudes me dijo que estudiara Letras o Leyes. Yo escogí la opción económica y no el bachillerato literario, queriendo ser periodista, porque ¿en dónde más me van a pagar por escribir? Entonces, ajá, en mi primer año de Science de l'Information et de la Communication, insatisfecha, confundida, me despertaba todos los días con ganas de estudiar algo distinto. Recuerdo mi momento de revelación en el que contemplé ser abogada. ("¡Ya sé! Voy a estudiar Derecho. Ajá. Eso..." me dije en mi mente mientras se llenaba mi cabeza de proyecciones en las que yo leía libros de derecho, historia del derecho, ropa de derecho, escribiendo y siendo estudiante de derecho..) Why not? Eso puede ser, dije yo. Al día siguiente caí en cuenta de que no, no, derecho no: socilogía, esa era.

Al final estudié Letras tras las sabias palabras de Mariadelmar. Gracias, amiga, por evitar que estudiara filosofía. No estaba lista para ser filósofa de profesión. Soy (eterna) estudiante y publicista, entre otras cosas. El caso es que hoy es el día del abogado, y esta es la hora que I don't speak lawyer. Sé lo que son las pláticas de estudiantes de derecho y lawyer talk... Sé lo que es estar sentada en una mesa de abogados-amigos y preguntarme si soy la única que no entiende de qué están hablando, y me han contado un montón de cosas acerca de, llamémole, la vida de abogados. He aprendido también de series y de películas. Para felicitar a quienes fueran mis colegas si me hubiera ido con mi revelación de aquel día, quiero hacer referencia a un par cosas de esas que llenan mi tiempo libre y hacen posible a Paty Stuff.

1. Mis recuerdos de mi bisabuelo-abogado José María Méndez se caracterizan por cómo notaba cuando me hablaba y cuando hacía chistes una especie de sensibilidad por las letras y mucha astucia en su expresión. Yo sabía que era abogado y había sido Presidente de la Corte Suprema de Justicia además de catedrático, y habían diplomas enmarcados con sellos creídos decorando su estudio (que buen estudio, ese que tenía) y fui conociendo, a medida fui creciendo, su obra literaria. Claro, cuando me regaló mi copia firmada de Antología Definitiva, esas 700 páginas de recopilación de cuentos e historias, no lo pude absorber. Tenía como 8 años, y en la dedicatoria en la que aparece mi nombre junto al de sus demás bisnietos, aparecen coincidencias entre otros abogados, familia de amigos míos, con quienes mi abuelo tuvo relaciones de amistad y profesión. Ahora, en cambio, puedo decir que les recomiendo El Disparatario, el Diccionario Personal y los Cuentos del Alfabeto. Léanlos y entenderán el admirable uso del lenguaje, transformación del entorno salvadoreño, que se combinó muy bien con su profesión de abogado.

2. Mi abogado favorito es Tom Hagan de la trilogía de El Padrino de Frances Ford Coppola. (No, no he leído a Mario Puzo). Es el hijo adoptivo, no es italiano, pero tiene conexiones y lazos profundos con esta famiglia mafiosa chivísima. Crece a ser un abogado, es ejemplar, y se convierte en consigliere. Yo quiero ser consigliere, ser la mano derecha de Don Vito Corleone, ser quien se levante de una mesa a media cena cuando las cosas están mal y decir que a mi jefe, Don Corleone, le recibir malas noticias enseguida.

3. Hace no mucho comenté sobre mi amor por Sex and The City (o César The City, como diría mi mamá) pero no hice énfasis en mi amor por Miranda. Amo su humor y su cinismo, y las preguntas que se hace acerca de cómo debería de comportarse en sociedad o en pareja. Me identifico, hasta cierto punto, con sus conflictos y sus barreras y su manera de ver las cosas, hasta con sus miedos e ideas absurdas acerca de cambiar la ropa de su cama de manera a que así quizás su cuarto tenga mejor karma y mejore su vida amorosa. Quisiera su vida de abogada que le permite comprar su propio apartamento neoyorkino, responder por ella misma, apretarle la mano a amigos abogados cuando la hacen partner, y seguir siendo buena en lo que hace que es derecho corporativo así vayan cambiando aspectos de su vida.

4. Al Pacino. Keanu Reeves. El abogado del diablo. Sólo eso voy a decir.

5. My Cousin Vinny es de esos dramas noventeros que combinan buen desarrollo de personajes, con un poco de tragedia-suspenso, comic relief y sentimentalismo que por supuesto te va a gustar. Amateurismo, orígenes italiano y conflictos canalizados a través de Joe Pesci.

6. La serie-obsesión se caracteriza por su capacidad de convertirte en un esclavo-amante de Netflix (o, en mi caso, Ch131.com, la página cholera de la que soy incapaz de desprenderme) hasta que no acabés todo capítulo disponible en el espacio virtual. Te pone mal, te consume, te droga, te encanta. Mi última serie-obsesión, después de House of Cards, fue Suits, en la que vemos a Mike Ross aliarse a Harvey Specter en un gran bufete de Nueva York. Lo que me gusta son los personajes, lo adoro: Jessica la jefa es alguien con quien no querrás meterte, la Donna es la mejor secretaria que existe, Mike me acuerda un poco a Good Will Hunting y me gusta ver cómo va aprendiendo y cambiando, y Lois Litt despierta lástima y odio. ¿Cómo hace alguien para escribir y/o interpretar un personaje ajeno a la realidad que despierte sentimientos reales? Y Harvey, pues, es Harvey. Episodio tras episodio, yo no podía evitar pensar: “No entiendo. Papeles, leyes, presionas, contratos, tratos, audiencias, papeles, pruebas, demandas. No hablo este idioma. I don’t speak lawyer. Llevo dos temporadas de no entender qué pasa.”



Paty Trigueros

105 lbs, Sagitario, 1m56. Paty Stuff son las cosas que llenan mi agenda, las reseñas y anécdotas que lo recuentan. Hablo español, inglés, francés y spanglish. Me exilié en Francia por cuatro años y al regresar caí en copy publicitario, entre otras cosas. Redacto, escribo, traduzco, me río, tomo mucho café, soy una fumadora de medio tiempo y como como señorita pero tomo caballero.

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