César The City
Cuando tenía 18 años, en una vacación de Semana Santa, la escritura en mi cuaderno fue interrumpida porque empecé a platicar con adultos, no sé muy bien de qué. En eso, la mamá de mi amiga dijo “¡Ay, yo a la Paty la veo como la de Sex and The City! No sé, cómo escribe sobre sus vivencias…” Yo todavía no sé si tomarlo como un cumplido o como un insulto.
Viendo tele, como adicta a la pasividad y al entretenimiento, me enteré en el 98 (circa 11 años) de que HBO iba a sacar una nueva serie con Sarah Jessica Parker; un show sobre soltería, sexo y Nueva York: Sex and the City. Prefiero a Los Sopranos, dije yo. Osea, wakala, ¿quién quisiera ver a mujeres fellas, maquilladísimas, hablando vulgaridades? Como que yo no era el target.
Un día, más vieja osea ya tenía como 14, me atrapó el episodio “They shoot single people, don’t they?”, de la temporada 2 que estaban pasando en el canal Cosmopolitan (lugar en donde a veces voy a ver qué pesco, lo cual es triste…); eso y los monólogos de Carrie Bradshaw doblados al español. Yo también quiero ser Single and Fabulous, dije yo; y quiero saber qué pasa con cada una de estas mujeres, y qué chivo llegar y sentarse a tener brunch neoyorquino con tus amigas, como cuando escuché a alguien decir “Pensé que pudiéramos ir a cenar y tomarnos algo entre nosotras, como en Sex and the City.” Y allí estaba la Raquel, mi hermana, y juntas desarrollamos un amor por la serie chistosa e interesante. Digan lo que digan, es chistosa e interesante. Y, una vez, viendo televisión como familia disfuncional unida en la cama de mis papás, mi papá tenía el control e iba cambiando los canales, vemos que están dando Sex and The City. Mi hermana y yo empezamos a insistir, que porfa, deje Sex And The City, ay que chivo (Canal Cosmo de seguro), y no nos hacía caso porque él "no quería ver vulgaridades". Pero, mi mamá tiene mayor fuerza de influencia, y quizás le había despertado la curiosidad, porque dijo "Salva, dejá César the City." Esta es la hora que todavía nos reímos de César la Ciudad, la reescritura del título Sex and The City por Mi Madre.
El caso es que la empecé a ver, cachando episodios repetidos en el canal Cosmo y alquilando las temporadas, y pendiente a medida fueron saliendo las últimas temporadas. Era de mis hobbies, sentarme a ver Sex and The City, y prueba de amor si eras mi novio y podías hacerme barra, o muestra de amor si yo te regalaba una copia de mi temporada 3.Muchos se unieron a la causa; no soy la única que entiende lo yuca que es la temporada 3, qué significa la figura de Aidan, lo tonta y ostigante que es Carrie en la temporada 5, y lo encantador que es el cinismo de Miranda.
También leí el libro. Y me abstengo de emitir comentarios acerca de las películas.
Sí, O.K., puede que me haya jodido un poco la cabeza. Pero, ¿qué tiene? Heredé recuerdos y risas, y preguntas, y frases como “Are we simply romantically challenged, or are we sluts?” y quizás sobre todo es importante que lo compartí con otros fans. Son importantes las veces que veíamos los episodios, o los volvimos a ver porque estábamos enfermos y en caman; como nos reíamos, las conversaciones absurdas que nacen de ese contenido, las referencias que aún tenemos. "Osea, suena ridículo y la verdad me da pena, pero yo lo aprendí de un episodio de Sex and The City.." Ajá, y te cuentan, y lo citan, y sabés de lo que te están hablando.
Y esa es mi historia de César... que diga Sex and The City, serie que recién cumplió 16 años desde que fue transmitido por primera vez el 6 de Junio del '98.
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